En Maestros Mundi, creemos firmemente en el poder transformador de las experiencias compartidas y el contacto con la naturaleza. Es por eso que nos complace enormemente compartir con ustedes los detalles de una jornada de convivencia inolvidable que vivimos recientemente con los menores de nuestro proyecto Be Human, sus familias y nuestros dedicados voluntarios.
Gracias a la generosidad de Lola Guillén, abuela de uno de nuestros usuarios, tuvimos el privilegio de disfrutar de un día de convivencia en su acogedora casa de campo. Este entorno idílico proporcionó el escenario perfecto para una experiencia enriquecedora que combinó diversión, aprendizaje y fortalecimiento de lazos comunitarios.
La jornada comenzó con gran entusiasmo, y los rostros sonrientes de los adolescentes reflejaban la emoción por las actividades que les esperaban. Uno de los momentos más destacados fue el taller de galletas artesanales, donde pequeños y grandes pusieron manos a la obra para crear deliciosas obras de arte comestibles. Ver a los menores concentrados en decorar sus galletas, compartiendo risas y consejos entre ellos, fue verdaderamente inspirador.
Con el calor del día en su punto máximo, la piscina de la casa se convirtió en el centro de atención. El chapoteo del agua se mezcló con las risas y los gritos de júbilo mientras los niños disfrutaban de un refrescante baño. Este momento no solo sirvió para combatir el calor, sino también para fortalecer la confianza y las habilidades sociales de los menores en un ambiente relajado y seguro.
A medida que avanzaba el día, el ambiente se llenó de alegría con los juegos al aire libre. El clásico juego de «El Lobo» se convirtió en el favorito de muchos, llenando el jardín de risas y gritos de emoción. Observar cómo los menores desarrollaban estrategias, trabajaban en equipo y se divertían sin más preocupación que el juego mismo, nos recordó la importancia de estos momentos de esparcimiento en su desarrollo.
Pero la jornada no solo fue diversión y juegos. También tuvimos la oportunidad de avanzar en un emocionante proyecto artístico: la grabación de parte del videoclip realizado por los propios menores. Ver a los chicos transformarse en actores por un día fue una experiencia realmente enriquecedora. Esta actividad no solo estimuló su creatividad, sino que también les brindó una plataforma para expresarse y trabajar en equipo hacia un objetivo común.
Al reflexionar sobre este día tan especial, no podemos dejar de expresar nuestro más profundo agradecimiento a Lola Guillén. Su generosidad al abrirnos las puertas de su hogar hizo posible esta experiencia única para nuestros menores. Gestos como el suyo son los que hacen que nuestro trabajo en Maestros Mundi sea posible y nos motivan a seguir adelante con nuestra misión.
Esta convivencia es un perfecto ejemplo de lo que buscamos lograr con el proyecto Be Human: crear espacios de aprendizaje, diversión y crecimiento personal en entornos saludables y seguros. Días como este refuerzan nuestro compromiso de seguir trabajando por el bienestar y desarrollo integral de los menores en situación de vulnerabilidad.
Desde Maestros Mundi, seguiremos buscando oportunidades para brindar estas experiencias enriquecedoras a nuestros menores. Porque creemos firmemente que cada sonrisa, cada momento de aprendizaje y cada recuerdo creado son pasos importantes en el camino hacia un futuro más brillante para ellos.
Agradecemos a todos los que hicieron posible esta jornada: a Lola Guillén, a las familias, a nuestros incansables voluntarios y, por supuesto, a los verdaderos protagonistas de esta historia: nuestros queridos adolescentes del proyecto Be Human.
¡Juntos seguiremos construyendo un mundo más humano!